Foto A.A.G. |
El abanico se originó en China. Su funcionamiento es muy sencillo, sólo basta agitar armónicamente el brazo que lo sustenta con más o menos intensidad.
Cuando hace calor, el sudor se adhiere a la piel y forma una película de aire húmedo que impide la transpiración. El abanico, al igual que el ventilador, remueve el aire y retira la película, así el sudor puede evaporarse y nos podemos refrescar.
Foto A.A.G. |
Pues ADELANTE, que no nos de vergüenza trabajar.
¡Qué bello arte el del lenguaje del abanico! Aquello de hablarse de palco a palco de la ópera abanicándose rápidamente (te amo intensamente), pausadamente (soy una señora casada y me eres indiferente), dejándolo caer al suelo (te pertenezco) o cubriendose la cara con él abierto (sígueme cuando me vaya).
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